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Monday, November 22, 2004

Rabdomancia lectora

(post sin ton ni son)

Desde hace ya un tiempo me vengo encontrando con artículos de escritores argentinos cuya consigna es 'disparen sobre Cortázar'. Es tan predecible este parricidio que ni siquiera importa demasiado, pero tal vez de cuenta de que los escritores argentinos se toman más en serio que sus colegas uruguayos su papel como parte integrante del corpus 'literatura argentina', como inventores de sus propios precursores y constructores del canon. Esto parece ser bueno y saludable y el contraste con lo que sucede con la literatura uruguaya es absoluto. A la casi total inexistencia de nuevos escritores se suma el hecho de que la mayoría no se piensa en tanto parte integrante de una literatura nacional, ni repiensa sus padres (y mucho me temo que las más de las veces ni se molesta en leerlos) y mucho menos cree necesario alterar el canon de modo de asegurar cierta continuidad, una compañía con la que se sienta más a gusto o sencillamente las condiciones para que, en el futuro, su obra se inserte cómodamente en el mismo.

Del mismo modo que el asesinato de Cortázar era previsible, en Uruguay lo es el de Benedetti, un autor que gracias a sus primeros libros y a su actividad crítica puede ser considerado autor literario (a diferencia de Eduardo Galeano). Pero, en este país de Bartlebys, nadie tiene ganas de emprender seriamente esta titánica tarea.

Digo que la tarea es titánica no porque sea difícil: matar a Benedetti es harto más fácil que matar a Cortázar, pero esa labor parricida no puede llevarse a cabo como lo haría, por ejemplo, Escanlar.
El problema con Benedetti es que para matarlo primero habría que estudiarlo. Y no me refiero a que sea el parricida el que conozca al dedillo su obra sino a que no se puede matar a un autor que ha sido ignorado ampliamente por la academia. La realidad es que hoy día no existe un corpus de estudios literarios sobre la obra de Mario Benedetti. Por más que pienso no puedo recordar ninguna recopilación de ensayos sobre su obra, ningún libro de crítica, ni puedo asociar el nombre de un crítico literario al suyo. Y, nos guste o no, la obra de Benedetti es extensa y, por momentos, importante, abarca casi todos los géneros, desde el ensayo al (¡ay!) haiku y se conecta con la que quizás sea la última generación de escritores y críticos que vale la pena eh...matar.
Puedo recordar que existen, aunque no en exceso, libros sobre Onetti, Armonia Sommers, Felisberto y otros, incluso sobre la poco relevante obra de Cristina Peri Rossi. ¿Pero, y Benedetti?

Hace unos años se editó en argentina una Historia Crítica de la Literatura Argentina en 12 tomos. Lo más cercano a un emprendimiento de este tipo en Uruguay es la Historia de la Literatura Uruguaya editada por Banda en dos pequeños tomos, útiles sí, pero que sobrevuelan temas y autores que se amontonan en escasísimas páginas y que tiene la peculiaridad de que, al ser una historia de la literatura, es más una cronología que un ahondamiento crítico como su contraparte argentina.

Ah, pero todo lo anterior no es más que una digresión para justificar el título del post, que ya deben haber olvidado. 'Rabdomancia lectora' proviene de la rabdomancia ambulatoria que practican Oliveira y La Maga en Rayuela para encontrarse o perderse en París (ese libro del que Gonzalo Garcés afirma "hoy los ojos duelen al leer Rayuela") y de su aplicación a la lectura: rabdomancia lectora es es lectura al azar de fragmentos de muchos libros que se van asociando entre sí por pertinencia o mera presencia al alcance de la mano en un momento y lugar determinado.

Así, fruto de esa rabdomancia lectora he estado leyendo, sin orden ni método: 'The art of Vladimir Nabokov' de Page Stegner, 'Talking it over' de Julian Barnes, 'Martin Amis' de James Diedrick y 'El canon occidental' de Harlod Bloom.
Como, con Pynchon estoy convencida de que 'everything connects' o como dice mi querida Almost Real Parker 'todo se corresponde, amiga' trato de destejer la trama de correspondencias y chispas de sentido involuntarias que se producen cuando uno ejerce ésta, la mejor manera de leer. Y eso también me lleva de nuevo a Rayuela, a su estructura y a la horrible distinción cortazariana entre lector macho y lector hembra.

El ensayo de Stegner sobre Nabokov ha producido dos efectos, una renovada admiración por el manejo de la lengua de Master Nabokov y una perplejidad igualmente ilimitada sobre la capacidad de la crítica de sostener cualquier lectura por asombrosa que esta sea.
Por ejemplo, Stegner sostiene respecto a la figura del narrador de Pnin lo siguiente:

"El capítulo final parece responder la pregunta de cual es el motivo del narrador para contar la historia de Pnin -su propio sentimiento de culpa. La revelación de una conexión pasada entre el narrador y Pnin sirve para unir lo que de otra manera solo hubieran sido una serie de bocetos azarosos -relatos aparecidos en el New Yorker compilados entre tapas duras, como han señalado varios críticos. Pero el narrador no es un personaje con el que (el lector) se involucra, ni su intrusión final tiene otra función que las discutidas más arriba".

Realmente yo no sé que libro leyó Stegner, pero no fue Pnin, no el que yo conozco. Sería larguísimo explicar aquí la función que tiene el narrador, pero de lo que no tengo dudas es que el tema central en Pnin es la narración en relación con el narrador. Pnin no es un personaje, es un relato y es la irrupción del narrador la que le da ese carácter.
Pero ya he hablado largo y tendido sobre Pnin en otro post, así que mejor les hablo de lo que Stegner dice sobre Lolita, o más bien, los ensayos sobre este libro que Stegner elige para no decir nada propio sobre el libro.

Uno de esos ensayos es el de Elizabeth Phillips 'The Hocus Pocus of Lolita' publicado en Literature and Psychology y que señala las múltiples referencias en Lolita a Edgar Allan Poe (el nombre del primer amor de Humbert -Annabel Lee-, los nombres de Humbert -Monsieur Poe-poe, Edgar Humbert, Dr. Edgar H. Humbert-, la entrada biográfica anterior a la de Quilty en la lista de actores -Roland Pym-, la casa de Quilty que recuerda a la mansión Usher, etc). Está bien que yo no he leído el artículo de Elizabeth Phillips, pero Stegner señala que su tesis es que Nabokov, en Lolita está parodiando la escritura de 'The Life and Works of Edgar Allan Poe" de Marie Bonaparte. ¿¿¿???

Sin embargo, el ensayo más desopilante citado por Stegner es el de Diana Butler, titulado 'Lolita Lepidoptera' cuya tesis es que Lolita escenifica una metamorfosis revertida y que la pasión de Humbert por las nínfulas equivale a la de Nabokov por las mariposas. Butler señala por ejemplo, que la captura más significativa de Nabokov como lepidopterólogo fueron los primeros ejemplares femeninos de la especie 'Lycacides sublivens' y que Nabokov describe así el lugar de la captura, que tuvo lugar en Telluride, Colorado:

"Un callejón sin salida al final de dos carreteras convergentes, una proveniente de Plecerville y la otra de Dolores"

Eureka! habrá exclamado Butler al ver el nombre de Lolita. Pero la cosa no termina ahí: Butler argumenta además que:

"Nabokov repetidamente menciona el color cobrizo de las piernas y los brazos de Lolita. Las alas superiores de la Lycacides sublivens femenina son del color del bronceado solar"

Siguiendo con ese filón Butler se entusiasma, pues Nabokov también acierta a describir el vello de los brazos de Lolita y, oh sorpresa, la mariposa está cubierta con diminutos pelos modificados y, además, para extrema alegría de Butler, la comida favorita de esta maripozuela es la fruta y Lolita....adivinen qué.

Al fin y al cabo no se necesitaba inventar la deconstrucción para justificar cualquier lectura de un texto. Pero bueno, el pobre de Stegner tiene algunos aciertos entre tanta pavada, aunque la mayoría sean citas del propio Nabokov.

Entre las citas que el loco de Stegner tiene a bien elegir, me encuentro con esta, que me entusiasma lo indecible. Tal vez el hecho de estar aislada en un ensayo me haya hecho reparar en su tímida brillantez y simpliciadad. Se trata de la escena en que Humbert y Quilty luchan.

"I feel suffocated as he rolled over me. I rolled over him. We rolled over me. They rolled over him. We rolled over us".

Como diría el viejo Medina, el cine no es en absoluto necesario....(ya sé, estoy despedida)

Pero volviendo a la rabdomancia lectora, el azar me ha llevado a leer unos ensayos de James Diedrick sobre Martin Amis. Que el epígrafe del libro de Diedrick sea una cita de un ensayo de Amis titulado 'Lolita Reconsidered' es un detalle.

Es bien sabido que Amis es un cuidadoso lector de Nabokov, por no decir un admirador ferviente de su prosa. La manera más efectiva que encontró su padre Kingsley para quitarle importancia a los escritos de su hijo fue la confesada influencia de ese escritor al que Kingsley estimaba más bien poco. Casi todos los libros de Amis los he leído en español, salvo 'Success" y "Other people" por lo que es difícil medir cuánto de nabokoviano hay en la escritura de MA.

Sin embargo, leyendo el ensayo de Diedrick sobre 'Dinero', me encuentro con esta cita, una vez más, aislada de su contexto:

"The car and I crawled cursing to my flat. You just cannot park round here any more... You can doublepark on people: people can doublepark on you. Cars are doubling while houses are halving... Rooms divide, rooms multiply. Houses split -houses are tripleparked. People are doubling also, dividing, splitting."

Es un buen intento, después de todo, aunque excesivo. Lo raro es que, a diferencia de lo que sucede con Nabokov, estos juegos lingüísticos en MA no son siquiera intuíbles leyéndolo en español. La traducción se vuelve impermeable y esto tal vez se deba a que, a diferencia de Nabokov, MA se basa en la homofonía de ciertas palabras, mientras que en VN el juego lingüístico ilustra verbalmente la idea que lo subyace.

Siguiendo con esto de las lecturas concomitantes he estado hojeando 'Talking it over' (Hablando del asunto) de Julian Barnes. Alcancé a leer unas escasas 4 págs. en mi impresionante curiosidad lectora. Las novelas no se prestan tan bien para esto de la rabdomancia. Sin embargo esas cuatro paginitas albergan una discusión entre el mejor amigo y la mujer del narrador, en la que éste oficia de árbitro.

OK, yo sé que estoy haciendo trampas. 'Talking it over' es de 1991 y 'La información' es del '95, pero desde el quilombo que se armó entre Barnes, su amigo Martin Amis y la esposa del primero (y hasta entonces agente literaria del segundo) ya no puedo leer esa discusión literaria sin extrapolarla a aquella más real y pasto de tabloides. Sobre todo si el amigo del narrador es caracterizado como un pedante letrado.
La discusión versa sobre el uso correcto de la lengua y viene así:

"No, the point I'm trying to make is this: 'everyone else around here has changed their name' (...) Now did you notice how I said 'everyone' followed by 'their'? I did it deliberately, probably just to annoy Oliver. We had this tremendous row with Oliver. Well, an argument, anyway. Or at least a disagreement. He's a great pedant, Oliver. He's my oldest friend, so I'm allowed to call him a great pedant. Soon after Gill met him -that's my wife, Gillian- she said to me: 'You know, your friend talks like a dictionary' (...) And I can't remember how it first came up, but we had this argument (...) let me try and set down the opposing points of view:

OLIVER said that words like 'everyone' and 'someone' and 'no-one' are singular pronouns and must therefore be followed by the singular possessive pronoun, namely 'his'.

GILLIAN said you couldn't make a general remark and then exclude half the human race, because fifty per cent of the time, that 'someone' will turn out to be female. So, for reasons of logic and fairness you ought to say 'his or her'.

STUART then came up with a solution: 'his' being either inaccurate or insulting or quite possibly both and 'his or her' being diplomatic but awfully cumbersome, the obvious answer was to say 'their'."


Bien, la discusión en sí es bastante pelotuda y me hace acordar a las recomendaciones de la Guía del Mundo de evitar usar el término 'el hombre' para referirse a la humanidad, pero en mi conectividad Nabokov-Amis-Barnes-Amis vuelvo a Nabokov y a reparar en que, bien mirada, la cita de la pelea Humbert-Quilty que cité más arriba tiene por lo menos un elemento extraño:

'They rolled over him'.

Es como si por un momento, el narrador dejara de ser Humbert.

El ensayo de Stegner dedica numerosas páginas en dar cuenta de la aversión nabokova por el psicoanálisis, Freud y los discípulos de éste. Creo recordar una entrevista en que Nabokov reclamaba, airado "cuando sueño con trenes sueño con trenes y cuando sueño con túneles son túneles". Nabokov a veces ridiculiza cómicamente al psicoanálisis o lo parodia. El prólogo a Lolita, en donde se presenta el caso de Humbert como un caso clínico a estudiar me lleva de las narices nuevamente a Martin Amis, ya que Lolita fue reeditada hace poco tiempo en Inglaterra con un prólogo de éste último. Los editores ingleses, en uno de los errores más tragicómicos que haya escuchado últimamente, sustituyeron el prólogo de John Ray Jr. que como se sabe es parte constitutiva de la novela por el de Martin Amis. No sé si el libro, así editado llegó a las librerías, pero se imprimió sin las primeras páginas por lo que tuvieron que rehacer toda la edición. Claro, para un inglés el oscuro John Ray Jr. debía ser un académico americano, tal vez famoso en los años '50, pero hoy irremediablemente atrasado, que llama a Humbert 'anormal' y de él afirma que 'no es un caballero' y que, para peor, expresa su esperanza que Lolita 'hará que todos nosotros -padres, sociólogos, educadores- nos consagremos con celo y visión aún mucho mayores a la tarea de lograr una generación mejor en un mundo más seguro'. Esta es la mejor de las hipótesis, siendo la peor que ni siquiera leyeron el prólogo y lo sustituyeron sin más por el del archifamoso escritor inglés Martin Amis.

No desesperen que ya termino. Si hay algún lector que todavía siga el hilo de este entrevero se preguntará dónde entra Harold Bloom en todo esto. Pues, que en el libro de Bloom, la única mención a Nabokov, es, justamente a su aversión por todo lo que huela a freudiano. Tal vez compelido a incluir la literatura hispanoamericana en el canon occidental, Bloom afirma que "la literatura hispanoamericana del siglo XX, posiblemente más vital que la norteamericana tiene tres fundadores: el fabulista argentino Jorge Luis Borges, el poeta chileno Pablo Neruda y el novelista cubano Alejo Carpentier (...) Me centraré en Borges y Neruda, aunque puede que el tiempo demuestre la supremacía de Carpentier sobre todos los escritores latinoamericanos de este siglo." Esta sí que es la literatura del Bloom latinoamericano (risas piadosas).
O sea que la única referencia que le merece Nabokov a Bloom es que, junto con Borges eran "los dos escritores modernos a quienes más exasperaba Freud. Ambos se mostraron petulantes y desagradables con él". ¿Qué clase de comentario es este?

OK, ya me perdí. Espero que comenten porque pasarán semanas antes que pueda escribir una sola línea más, aunque espero que, entonces, más clara, pertinente y... breve. Me voy a leer lo que encuentre sobre la alienación.



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Monday, November 15, 2004

Empezó el gobierno entretenido

Bueno, allá vamos. Me parece normal que el MPP aspire a cobrar sus votos. Me resulta también muy interesante la presunción de Mujica del prejuicio 'universitario' en la dirección del FA. Mucho me temo que tiene razón. Pero también me gustaría saber qué porcentaje de votantes del MPP quiere que Mujica u otro integrante de este movimiento sea Intendente de Montevideo (no sufran, tuvimos a Elizalde y sus hormigas, nada malo nos puede pasar).
La verdad es que entre la Vertiente y el MPP no sé con quienes me quedo. Pero sí se que pagaría por ver como arregla el MPP con ADEOM y me pondría cable sólo para sintonizar TV Ciudad.

No puedo dejar de imaginarme a Tabaré arrancándole pétalos a una margarita: Mujica, Brovetto, Mujica, Brovetto.
Que gracioso.

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Monday, November 08, 2004

El placer es mío

(post de alta redundancia y baja utilidad)

Hay palabras de carrera exitosa. Y hay veces que esas palabras tienen una doble condición: a la vez que se vacían de contenido, da mucho trabajo encontrarles un sustituto. Hay infinitos ejemplos, pero en los últimos meses hemos escuchado hasta el hartazgo invocar la tolerancia.

Se ha hablado tanto sobre este tema que ya nadie lo tolera. Si hasta Benito ha prometido no volver a escribir la palabreja (y ahora recuerdo que no hace tanto ha escrito sobre el tema, referido a los comments en los fotologs)

La tolerancia, a pesar de ser presentada como un valor de suprema virtud, no es más que el simple desprecio no violento de los argumentos/gustos/inclinaciones o el simple ser del prójimo. Siendo uno de los conceptos más promocionados por la Ilustración, me resulta muy curioso que esta época tan apegada a acuñar términos amables haya abrazado un concepto de relativa incorrección política y que sea tan a menudo elevado a modelo de comportamiento social. Los humanos parecen haber abandonado toda posibilidad de comprensión del diferente y por lo tanto de la posibilidad de aprender de aquél.

En realidad, la tolerancia es un 'valor' en tanto represión del supremacista que todos llevamos dentro. Es soportar, aguantar. Y, al parecer, es el grado máximo de civilización que los seres humanos pueden aspirar a alcanzar.

El verdadero tolerante es el que piensa: "te sufro, asumo que existís y existirás siempre por simple genética y por imperio de la democracia, sos un suertudo que naciste en esta época y por tanto tenés derecho a ser aunque seas biológica, cultural, politico, moral o racialmente inferior o porque la vida te ha golpeado y aunque yo soy infinitamente mejor vos comprendo que no estás en condiciones de darte cuenta ni entenderías mis contundentes argumentos que demostrarían incontestablemente tu barbarie. Golpearte, encarcelarte e incluso matarte o suprimirte sería un acto de infinito buen gusto y saneamiento socio-ambiental, pero como yo soy educado/a, soy tolerante te cedo parte de mis derechos, porque de eso se trata vivir en sociedad.
Es más, soy tan infinitamente superior que extraigo mi placer de mi educación, me provoca inmenso goce abstenerme de eliminarte, disfruto de mi virtud, mi generosidad, mi inmensa condescendencia. Soy mejor porque permito que sigas siendo como sos sin intentar cambiarte, reprimirte o suprimirte. Y vivo a tu lado porque soportarlo me enaltece y me diferencia más aún."

La tolerancia es, en esencia, fundamentalismo íntimo. Ilusión de superioridad condescendiente y gratificatoria, aunque a algunos la represión de la violencia los enferme. La sociedad considera saludable al tolerante, cual psycho killer que se desahoga con el Doom.

Sin embargo, la tolerancia digna de tal nombre debe necesariamente ser íntima y abstenerse de la tentación de influir sobre el otro para modificarlo a su imagen y semejanza. Debe conservar su condición de fantasía reguladora que extrae la compensación y ulterior equilibrio en no expresar la imaginada superioridad del tolerante sobre el tolerado. Como tal es un ejercicio de autocontrol y renuncia. Al ser íntima es invulnerable, pues no confronta. Se justifica en el derecho divino y es inofensiva. La religión más inofensiva, la de las propias bizarras convicciones, que empiezan y terminan en uno mismo.

Pero hoy la tolerancia ha extendido sus dominios a una especie de tolerancia malentendida pues es básicamente intolerante, es decir, la del que no golpea al diferente pero se convierte en militante de sí mismo frente a él. Es aquel que no aguanta la compulsión por demostrar discursivamente su superioridad. En apariencia tolera al otro, pero a la primera oportunidad se acerca a demostrarle que está penosamente equivocado e intenta convertirlo a su virtud. Incapaz de gratificación íntima va derrochando la frustración de no poder imponerse por la fuerza.

Contrariamente a lo que suele pensarse este tipo de intolerancia es la más extendida. Puede haber quién todavía predique frenéticamente sobre las bondades de su opción política, sexual o religiosa, pero éstos se ven a simple vista como lo que son: casos perdidos de fanatismo deportivo. No aspiran a cambiar nada, sino que se limitan a jactarse a los gritos. Sin embargo, el militante de sí mismo es aquel que, sin apenas un conocerte, condescendiente, te aconseja. Y, francamente, son estos los que me tienen harta.

¿Qué es lo que lleva al empleado que trabaja a tres pisos de mi oficina a soltar un discurso cuando me ve fumando en la puerta (justamente para no hacerlo dentro de la oficina)? ¿por qué la vecina cree que es su deber mostrarme las ventajas de levantarse temprano, practicar natación y tener un gato? ¿qué llevó a aquel señor desconocido que cuando ayer me escuchó preguntar en el video club de Cinemateca si 'Inteligencia Artificial' estaba alquilado a espetarme un superiorísimo 'ah, claro, es el video que todos quieren ver'? ¿y aquella que cada vez que se cruza conmigo trata de convencerme de las bondades de su calzado, el imperativo de ir a la playa y tener hijos? Deben pensar que soy idiota o incapaz porque les resulta imposible aceptar que alguien quiera ser como soy. Necesariamente piensan que no puedo o no me he enterado que se puede ser como ellos. Consideran sus virtudes tan altas y ocultas que deben expresarlas verbalmente para que yo despierte y VEA lo que me pierdo.

Supongamos el mejor de los casos, es decir que son extremadamente felices. ¿por qué concluyen que la suya es la única y exclusiva manera? Tal vez sí, están convencidos que han descubierto el secreto de la felicidad completa y no pueden evitar querer compartirlo, cual sanadores que ponen un cartelito en el árbol y atienden a la multitud de tullidos con beatitud. Sin embargo, las mas de las veces, tiendo a dudar de sus buenas intenciones y pienso que no pueden soportar que alguien sea de otra manera. Simplemente les arruina el paisaje.
En realidad lo que me hace dudar de sus buenas intenciones es que no concibo la felicidad sin alegría. Y los militantes de sí mismos son justamente las personas menos alegres que conozco.

Leyendo "Metafísica de los tubos", de la escritora belga Amélie Nothomb me encontré con esta sencilla frase, que fue la que en realidad me llevó a escribir el post:

"Uno se cruza a veces con gente que, en voz alta y fuerte, presume de haberse privado de tal o cual delicia durante veinticinco años. También conocemos a fantásticos idiotas que se alaban por el hecho de no haber escuchado jamás música, por no haber abierto nunca un libro o no haber ido nunca al cine. También están los que esperan suscitar admiración a causa de su absoluta castidad. Alguna vanidad tienen que sacar de todo eso: es la única alegría que tendrán en la vida."

El problema es cuando te los cruzas todo el tiempo.



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Wednesday, November 03, 2004

Shit happens

Lo dijo claramente ayer la CNN: los norteamericanos votan con los bolsillos. Y hoy finalmente se supo que el pueblo estadounidense ha ratificado su voluntad de seguir siendo el país más rico del mundo. Que esto solo sea posible arrasando la vida y la libertad de los pueblos más pobres del planeta, es un detalle que les resulta insignificante. Si algo ha quedado claro, en esta elección es que su gobierno los refleja y representa. Esta bueno que se hayan hecho responsables de lo que ha sucedido, sucede y sucederá mientras George W. Bush permanezca en el poder.




Si los regímenes fascistas europeos hubiesen recurrido a las urnas para legitimarse, hubiesen logrado un triunfo mucho más espectacular que el de Bush y no por ello hubieran dejado de ser totalitarios. La determinación de si un país es o no democrático no debiera restringirse a sus políticas hacia el interior del territorio. Desde afuera, los Estados que apoyan o perpetran agresiones abiertas o encubiertas a otros Estados que no los han agredido deberían ser considerados contrarios a la libertad y la democracia globales. Los EEUU ostentan una larga lista, que recorre el mundo de norte a sur y de este a oeste. Que hacia el interior sean democráticos es algo que no tiene nada que ver con nadie allende sus fronteras. Desde aquí y desde cualquier otro punto distinto a su territorio, los EEUU son un Estado imperial totalitario.
La reelección de Bush hoy es un buen motivo para parar de festejar (y les recomiendo darse una vueltita por lo de sigmur). Mi salud lo agradecerá, no así la de irakíes, afganos y el que venga después, que bien puede volver a ser Latinoamérica si se les antoja. Así las cosas, es una bendición no tener petróleo, como bien saben los venezolanos. Solo espero que a los yanquis no se les termine el agua.


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Monday, November 01, 2004

Resaca con susto

Ya lo había anunciado: iría a trabajar, pero a hora incierta. Muchos pensarán que el lugar donde trabajo es el más proclive a un festejo de este tipo, pero no lo es. Es un lugar donde la alegría tiene poco espacio: siempre hay demasiado trabajo. Ya sabía yo que en cuanto entrara allí se terminaría toda euforia y nos limitaríamos a preguntarnos mutuamente como estábamos, si habíamos festejado o no y a tratar de hojear brevemente algún diario, sin poder leer más que los titulares. Así sería pero yo canté hace una semana: el lunes llego cuando pueda.

Me desperté con el noticiero. El de la tele, a mediodía. No escuché nada, pero Remo me despertó con cara de susto: no ganamos. ¿Qué pasó desde que me desmayé anoche? Traté de entender lo que pasaba. Faltaban 700 votos para que la corte pudiera anunciar oficialmente que el nuevo presidente era Tabaré. No podía ser.

Era tan tarde que salí volando al trabajo. Todavía no entendía bien como era la cosa. Mis compañeros trataban de explicarme que era imposible que no ganara el EP, pero yo demoré en entender que el porcentaje del 49.97% que daba la corte era sobre el total de votos emitidos, esto es, que el 100% incluía los 32 mil observados que todavía no habían sido escrutados. Mi confusión, más bien mi pánico, persistió y fue transmitida incluso al pobre sigmur, que tuvo la mala suerte de llamar por teléfono en ese momento. Lo atribulé por un momento y me fui a escuchar El Espectador.

Al fin se aclaró el panorama y me tranquilicé pensando que si no hay 700 votos del EP en 32.000, se arma una revolución. Los habrá, seguro, pero carajo, cuánto sufrimiento. Es como un partido de Uruguay, el gol en el último minuto y matemáticamente tenemos chance.

Es así: de la suprema alegría al extremo malhumor en un segundo. Me voy a pasmar, como un boniato, por el cambio repentino de un estado de ánimo a otro. Paso de la euforia al temor y de nuevo a la euforia.

En las próximas horas espero que se me pase esta ansiedad. Espero poder dejar de mirar los informativos encadenados, escuchar la radio con audífono al mismo tiempo y buscar noticias en la prensa del mundo por internet. Quiero pensar en otra cosa. Ya sé: ganamos. Pero hasta que el hijo de perra de Urruti o como se llame, ese que cuando se va a tomar el ascensor en la Corte Electoral obliga a todos a bajarse (tendrá miedo que lo achuren ahí dentro) diga con todas las letras que ganó el EP, no dormiré del todo tranquila.

Y sin embargo, sigo festejando. A mis amigos los perdí ayer en las inmediaciones de 18 y Ejido. Por lo que sé algunos ya volvieron a sus casas. Otros se durmieron a la intemperie. Y a alguna de mis amigas, habitualmente remisas al sonido tamborilesco, las he visto alejarse danzando al son de la batucada. Qué mal que bailamos los de la gen '67.

Por mi parte, debo haber batido algún récord de apertura de botellas de cerveza encendedor mediante. Y he vuelto a experimentar el efecto diurético olvidado de tal bebida poco frecuentada y en circunstancias nada propicias. Las inmediaciones de 18 se transformaron en un inmenso baño público. Yo, me comporté como una señorita, invocando la resistencia.

Estos festejos también me han deparado alegrías y tristezas directamente relacionadas a personas que conozco. Las tristezas vienen de gente que, coincidentemente, tienen todos entre 45 y 50 años: más de uno me ha comentado su extrañeza de la base popular frentista. Les resultó raro mezclarse con tanto pueblo. Y a mi me ha extrañado tal extrañeza. Es como si ya se hubieran puesto a pensar si lo Amplio del Frente Amplio, no significará que están aunque sea un poco equivocados. Ah, sí, la base popular se ha ampliado ¿no es eso lo que queríamos? Quiero creer que cada votante del EP, desde el feliz propietario de la 4x4 de U$S 40.000 que gritaba enfervorizado hasta el intelectual de clase media que se sorprende al festejar rodeado de gente en la que no se reconoce, están convencidos de lo que han votado.

Las alegrías vienen de los iguales, de los más jóvenes y de los mucho más viejos. La de los iguales es la alegría más inmensa. Al fin llegamos y, uh, será de nuestra generación la responsabilidad del recambio, de vivir relativamente jóvenes esta nueva dirección y seguir o cambiar su impulso. Tal vez fracasemos, pero el Partido Colorado será refundado gracias a la izquierda y capaz que dentro de 25 años hacen un buen gobierno.

Me he alegrado de la alegría de los más jóvenes, porque es imposible de transmitir el entusiasmo si no se vive. A mi me tocó el entusiasmo de zafar de la dictadura y bueno, aquí tienen el vuestro propio, de primera mano. Y me he alegrado de oir y leer que viejas canciones y consignas recobraron su significado, que la alegría puede todavía ser política.

Por otra parte, la alegría que viene de los más viejos, es a la vez conmovedora y ridícula, porque es nominal. Es la de ese cartel que anduvo por ahí: "Gracias, mamá, por cambiar". Qué país más hijo de puta, este. Solo cuando la izquierda logró parecerse al Partido Colorado histórico, gana. Les robamos la camiseta.

La revolución de hoy, como la de antes, es parecernos un poco más al modelo de la vieja Europa. En educación, distribución de la riqueza, salud, seguridad social, proporcional a nuestros recursos. Un Estado más justo. Tendremos que lograrlo con dos pesos y contra todos los pronósticos. No es el modelo asiático de desarrollo, tampoco el modelo cubano o venezolano. Europa o nada, es la consigna uruguaya.

Yo sigo festejando. Sola y en silencio. Brindo y brindo y ya me estoy preguntando si todo esto no será una buena excusa para beber y fumar desmesuradamente y no irme nunca a dormir (son las 4 y mañana soy una de las 1000 uruguayas/os que mañana trabaja y que se jodan los muertos). Pero acabo de recordar que mañana y pasado me olvidaré de Uruguay y miraré las otras reñidas elecciones. Ojalá sea una nueva excusa para seguir festejando.
¡Salud!



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