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Sunday, August 07, 2005

Lo que hago cuando no hago nada

Los selectos lectores de este blog habrán notado la ausencia de posts entre junio y agosto. Los imagino a todos contentísimos suponiendo que ahora sí vale ventar. ¡Pues no!
Ghetta no descansa, sino que entra a veces en modo "por defecto". Y su modo por defecto, es decir lo que hace por amor al arte o porque le divierte -tanto en el ejercicio de sus escasas dotes verbales o lo que haría si tuviera el privilegio de correr en Fórmula 1- es volcar al español. Es decir que cuando no tengo nada que hacer, traduzco. O más bien: cuando no tengo que traducir por obligación traduzco por placer. Pan con pan, llover sobre mojado, tras golpes palos, otra vez arroz, yeap.

Hace un tiempo me puse a traducir uno de los cuentos de Salinger que apareció en el New Yorker pero que no ha sido publicado en libro. El que completa la saga de los Glass. El único escrito de puño y letra por Seymour (aunque afirmar esto sea problemático).

El cuento es Hapworth 16, 1924. Pueden bajarlo en español de aquí. (Como este link funciona algo erráticamente y luego de tratar de encontrar un free webhosting amable, he optado por la solución más fácil: blogger. No es cómodo pero al menos funciona)

La advertencia preliminar es que Hapworth es un cuento solo para fanáticos de Salinger.
Cualquier lector que no esté familiarizado con la familia Glass no solo lo encontrará incomprensible sino que antipático, mal escrito, pretencioso, falso y hasta ridículo. A decir verdad muchos fanáticos de Salinger piensan exactamente lo mismo. Yo no.

En algún momento pensé en escribir algo sobre Hapworth. Es casi ridículo, pero a estas alturas conozco ese texto mejor que ningún otro de Salinger. Claro que el texto aislado no merece esa relevancia, pero he llegado a comprender cosas que no puedo explicar, porque me animaría a decir que ni siquiera están totalmente en el texto. También sé que hay muchas partes que debo haber traducido a la ligera o incluso erróneamente. No puedo corregirlo a consciencia, porque lo traduciría de nuevo y luego concluiría por dejarlo en idioma original. Caería en aquello del cuento de Borges, así que este Hapworth traducido es un mapa, no el territorio. Las patéticas traducciones que estamos acostumbrados a padecer hacen que los eventuales errores que haya podido cometer a lo sumo vengan a sumarse a la historia universal de la infamia, pero por lo menos no he cobrado una buena suma por no cometerlos.

Es imposible para mí reconstruir las diversas instancias de simpatía y antipatía que Hapworth me ha provocado. Creo que esto de traducir me ha dado una clara señal de la ligereza con que uno aborda un texto en una simple lectura. Si hubiese traducido cada libro que he reseñado pondría cada una de mis reseñas patas arriba.
A la larga he llegado a querer y disfrutar hondamente de Hapworth. Creo que este texto no es de ninguna manera de los mejores de Salinger, pero obviamente no podía serlo. Creo, también, que sería un acto muy significativo de parte de Salinger si llega a publicarlo alguna vez en forma de libro (desde 1997 se anuncia su publicación en Orchid Press y una y otra vez se dilata, ahora hasta 2006. Yo creo que la fecha de publicación prevista es la que Salinger piensa que va a morir).
Yo he leído varias reseñas de Hapworth, he estado en foros de fanáticos salingeritas y creo que nadie ha entendido mucho este cuento. Casi todos se burlan de él o se niegan a considerarlo parte del corpus salingeriano, lo cual es terriblemente estúpido. Oh, claro, la única que lo he entendido soy YO. Pues bien, es posible que así sea y que este sea el único acto de total soberbia que cometa en mi vida, lo que no deja de ser cómico y banal. Es casi honroso y tal vez sea un excelente epitafio: "El único acto de soberbia que cometió en su vida fue creer haber sido la única que entendió Hapworth 16, 1924."

Hay muchos aspectos que vuelven a Hapworth un relato fundamental. El más importante es que completa la saga de los Glass, aunque sospecho que JDS ha escrito mucho más sobre ellos (hay quienes dicen que Salinger no ha parado de escribir desde que publicó su último libro. Al parecer tiene una inmensa cantidad de manuscritos clasificados con colores: lo que es para quemar con un color, lo que debe publicarse póstumamente con otro, lo que debe donarse a bibliotecas con otro, y así).
Otro asunto interesante respecto a este cuento es que, salvo la breve intervención de Buddy del principio, es el único que está escrito casi totalmente, por la pluma de Seymour. Si bien este aspecto es importante no lo es en la medida que han señalado los críticos de JDS. Ya en 'Seymour, una introducción' Buddy reproducía cartas de Seymour y en 'Levantad, carpinteros' hay largos párrafos de su diario. Hay una gran coherencia entre el Seymour de la carta de Hapworth y los otros ejemplos de su escritura y si bien en Hapworth, Seymour se explaya en el tema de las encarnaciones, este tema está también presente en otras de sus cartas. Lo que tal vez sí resulte una novedad es que Hapworth, Seymour no sólo se revela como un niño capaz de ver el pasado y el futuro sino que da cuenta de sus visiones. Pero, en verdad, el Seymour visionario ya ha sido tratado antes: mirad si no toda la primera parte de "Levantad..."

No quiero arruinarles la lectura hablando demasiado sobre el cuento. Ya lo leerán ustedes, pero desde mi punto de vista, uno de los momentos más hermosos de Hapworth es cuando Seymour se refiere a su visión de Buddy escribiendo un cuento en el futuro y sus esperanzas respecto al abordaje de dicha narración. De hecho, es esa visión la que lleva a Buddy a transcribir la carta de Seymour para todos nosotros. Y no puedo resistir la tentación de decirles que el episodio del conejo al final de la carta me ha hecho reír hasta las lágrimas. ¿No saben de qué hablo? Pues paren aquí mismo de leer este post y vayan a zambullirse en Hapworth.

Salinger ha logrado con una obra más bien pequeña y sumamente limitada lo que a otros escritores de talento les ha llevado a tener que construir todo un mundo. Deténganse un minuto en Tolkien. No seré yo quien disminuya el evidente talento que hay tras su obra pero ¡vaya esfuerzo! ¡Ha inventado seres, mundos, alfabetos, idiomas! ¡Ha escrito miles de páginas para dar un marco a la lucha entre el bien y el mal! Pues bien, Salinger ha creado un universo tan o más fascinante en un grano de arena, ha puesto el Universo en la tapa de un salero. Y, de hecho, Hapworth, son 25.000 palabras más que abren todo un mundo de posibilidades. Cada pieza en la saga cambia todo lo anterior, incluso los relatos que NO se refieren a los Glass. Yo sé que, a partir de ahora releeré todo Salinger y es en ese sentido que digo que el cuento es sólo para fanáticos. Pero volvamos a Hapworth...

Hay una crítica, mezquina, que se le ha hecho a Salinger respecto a Hapworth. Se ha dicho que toda la saga de los Glass es un intento de Buddy de mitificar a su hermano y que Hapworth es fruto de la autocomplacencia y el maquiavelismo de Salinger, considerado como la persona real que se esconde tras Buddy Glass, ya que Seymour no hace otra cosa que alabar a su hermano menor y, además, porque la escritura de Seymour en Hapworth lo distancia bastante del mito construido por Buddy. Según estos críticos la lectura de Hapworth debería ser: "todo el mérito es de Buddy" o "Buddy es el verdadero genio". Sin embargo yo creo que Hapworth es el relato que vuelve verosímil a Seymour y que es un gesto de Buddy tendiente a poner a su hermano en perspectiva. Es por eso que este relato no puede ser uno de los mejores de Salinger: es la carta de un niño, sin la intervención de Buddy como narrador. La relevancia del cuento no está en su factura literaria y el crítico o el lector que no vea esto no habrá entendido nada. La crítica se divierte (en el sentido de distraerse) discutiendo si Buddy es el alter-ego de Salinger y, como ustedes bien saben, este es un punto absolutamente irrelevante. Mejor harían en detenerse en analizar el gran sentido del humor de Salinger al publicar esta carta de Seymour. Es, en todos los casos, el Seymour más inmediato y el más conmovedor, por momentos casi ridículo. La prosa de Seymour es pretenciosa, sí que lo es, pero ¡eh, justamente! ¿Es que están todos ciegos? No hay nada más cómico que este Seymour, ni más trágico, ni más hipersensible, ni más problemático. Es en esta carta donde Seymour es más terriblemente humano, más cabalmente divino. Es Seymour en toda su dimensión de vehículo, sacudido por igual por las pasiones y las visiones.

Acá debo volver a eso que decía que este texto no es uno de los mejores de Salinger. Yo diría que es muy difícil poder establecerlo, porque habría que redefinir completamente la literatura como tal. Tal vez la excelencia de Hapworth esté en la voluntad de Salinger de ser menos excelente en aras de completar el retrato de un personaje. No deja de ser una ofrenda y también un acto de maestría literaria ser menos maestro cuando el texto lo requiere. En ese sentido, Hapworth cumple magistralmente con su propósito. Que el resultado no sea del gusto de los lectores comunes es perfectamente comprensible pues este relato está dedicado a aquellos que están dispuestos a ver a la literatura no solo como un texto. O a extraer el placer del texto del altar de la saga. No es literatura: es prácticamente metaliteratura.

OK, todo lo anterior haría que me expulsaran de la Facultad de Humanidades (no es necesario, ya presioné el autoeject). Espero que me perdonen cuando digo que en Hapworth es prácticamente metaliteratura o que no hay intervención de un narrador ya que obviamente no es metaliteratura y si hay un narrador o dos puede ser materia de infinitas discusiones. A eso me refiero cuando digo que es difícil juzgar la calidad literaria de Hapworth o que hay que juzgarla teniendo en cuenta los distintos niveles en los que se mueven las categorías de autor y narrador y hay incluso una tercera categoría, que es la de transcriptor. Y como si todo esto no fuera suficiente, el relato contiene sus pequeños misterios que mi limitado entendimiento no ha podido dilucidar y que tal vez ustedes puedan. Por ejemplo, el nombre del cuento. ¿Por qué Hapworth 16, 1924? Ah, no puedo soportar pensar que tal vez el significado sea cristalino y yo esté sencillamente a oscuras (¡ayúdame Tom Lantern!). OK, Hapworth es el lugar, 16 tal vez sea el día y 1924 es sin dudas el año. ¿Pero y el mes? ¿Es un error de Seymour debido a la estructura del encabezado de su carta?. Otro aspecto interesante tiene que ver con la visión de Seymour respecto a su muerte o la de Buddy ya que dice que uno de los dos va a estar presente en la muerte del otro. Sabemos que Buddy no estuvo en el suicidio de Seymour. ¿Es errónea la visión de Seymour? ¿O estará Seymour de alguna manera presente cuando Buddy muera? Está bien, no hay respuestas, pero no puedo parar de pensar en estos asuntos... Y todavía podemos discutir lo que dice Buddy en "Levantad...", que el Seymour que se suicida en "Un día perfecto..." se parece mucho más a Buddy que a Seymour o incluso discutir si cuando Buddy dice que los lectores de la única novela que publicó le dicen que el protagonista tiene mucho de Seymour -menos los lectores que realmente han conocido a Seymour- es valido suponer que está hablando de Holden Caulfield. ¡Vaya genio el de JD Salinger! ¡Sácate el sombrero, JRR Tolkien!

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Comments:
Gracias a tu traducción es que leí luego todo lo demás de los Glass. Y los releí muchas veces, por eso cada tanto vuelvo.
 
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