<$BlogRSDURL$>

Thursday, April 14, 2005

El legado de Bellow

Fruto de un virus, que según desde dónde se lo mire, se apiadó o se cebó de mi exceso de trabajo, me he encontrado con tres días de reclusión domiciliaria y si bien mucho tiempo se ha ido en dormir, estornudar y toser, otra buena parte lo he podido dedicar a la lectura, aunque con ojos ardiendo y no por la emoción.

No se puede decir que la muerte de Bellow haya sorprendido a nadie. Es de esos autores tan longevos que, como Arthur Miller, cuando mueren todo el mundo dice "¿Pero no estaba YA muerto?".

Saul Bellow hubiera cumplido 90 años el próximo junio pero tenía esa extraña vitalidad que le permitió, entre otras cosas, escribir un buen libro y tener una hija a los 85 años.
Ese libro es Ravelstein y no es lo mejor de su copiosa producción, pero hay que reconocer que es de lectura compulsiva. Yo lo había leído cuando se publicó, en el año 2000, rodeado de una polémica tan inmensa como estúpida.

Ravelstein, es, en parte, la biografía de Allan Bloom y en parte una autobiografía de los últimos años de Bellow. Cuando el libro llegó a Uruguay, rodeado de su foránea polémica porque Bellow osaba retratar a Bloom como un homosexual de vida disipada que murió de SIDA, pocos sabían quién era el tal Bloom y mucho menos por qué se había armado tal alboroto porque fuera gay y una baja más a manos del HIV, que para ese entonces había matado a intelectuales mucho más importantes que Bloom. Bueno, a decir verdad yo tampoco sabía quien era Allan Bloom y leí Ravelstein y me gustó mucho, aún sin saber nada de él.

Lo sorprendente de Ravelstein era lo que Jonhatan Rosen definió perfectamente en Slate y eso que uno extraña cuando lee la obra actual de las viejas glorias de las letras uruguayas que intentan ponerse a tono con su época escribiendo poemas que incluyan improbables sustantivos como 'internet' (el único signo de vejez de Bellow son algunas fastidiosas repeticiones, pero habría que culpar más bien al editor, que no pudo ayudar a suprimirlas). Para Rosen, Ravelstein fue una especie de "Retrato del Artista de la Tercera Edad":
"Unlike the young-man variety, I haven't read too many geriatric versions of imaginative awakening, and I found it a deeply stirring, genuinely inspiring affirmation of the creative life."

Leyendo al último Bellow uno se reencuentra con una versión condensada de lo que lo transformó en uno de los escritores norteamericanos más importantes del siglo pasado. Y también encuentra las razones de ese condensamiento: Bellow era viejo, estaba apurado y entreveía a la muerte acechándolo.

No encuentro la cita directamente en Ravelstein, pero era algo así:

"Nuestra reacción es de aprobación cuando Chéjov nos dice: 'Es extraño, ahora tengo la manía de la brevedad. Lea lo que lea -mis cosas o las de otros-, nada se me antoja lo bastante breve'. Estoy rotundamente de acuerdo con eso."

Ravelstein es un breve relato sobre la vejez, la muerte, la creación, la religión y la inmortalidad del alma. o la muerte como punto final.
Bloom muere, Bellow debe escribir su biografía, Bloom vivo le recuerda a su amigo que el próximo muerto más probable es Bellow, Bellow teme que si algún día escribe el libro, liberado de su obligación, finalmente muera, Bellow está al borde de la muerte, se recupera y finalmente escribe a la vez la biografía de su amigo, que es, en parte, su autobiografía y el proceso de escritura del libro.

Dos por tres yo repito una muletilla tonta que enfurece a mi padre: "La vida es larga y simple". Leyendo Ravelstein me acordé de mi padre y comprendí mejor los motivos de su enojo:

"Siempre le decía a Rosamund que uno de los problemas de la vejez era la aceleración del tiempo. Los días volaban como 'cuando el tren expreso pasa por las estaciones del subterráneo'. Muchas veces mencionaba La muerte de Ivan Ilich para ilustrarle eso a Rosamund. Los días de los niños son muy largos (...) Uno está controlado por el magnetismo gravitatorio, y el universo entero está involucrado en esta aceleración de nuestro fin.. ¡Si sólo pudiéramos volver a tener los largos días de cuando éramos niños! Pero nos familiarizamos demasiado con los datos de la experiencia, creo yo. Nuestra manera de organizar los datos que se precipitan velozmente es hacerlo en un estilo gestalt, es decir, en formas cada vez más abstractas, lo que acelera las experiencias en una comedia de movimientos rápidos peligrosamente confusa. Nuestra necesidad de eliminación veloz, elimina los detalles que encantan, atraen o demoran a los niños. El arte es un rescate de esta aceleración caótica. La métrica en la poesía, el tiempo en la música, la forma y el color en la pintura. Pero no dejamos de sentir que vamos corriendo hacia la tierra, a hundirnos en nuestra tumba."

Allan Bloom sabía que pidiéndole que fuera su biógrafo, le estaba dando a Bellow un tópico inmejorable. No creo que pensara que Bellow fuera a escribir un tratado filosófico sobre sus ideas: para eso Bloom había escrito su propio libro. Bloom era un vitalista y su increíble personalidad, su vida excéntrica, sus ideas extremas eran un material ideal para que Bellow le diera forma final, para que inmortalizara su alma. Bloom y Bellow son figuras complementarias. Y Ravelstein da perfecta cuenta de ello: si Bellow piensa a Bloom, Bloom ayuda a Bellow a pensarse a sí mismo.

Lo curioso del caso es que Bloom era, en apariencia, un perfecto conservador. Y su libro, el libro que lo hizo rico, le permitió llevar la vida de una estrella de rock (culto, sí, pero no menos caprichoso, excéntrico, promiscuo y derrochador), la vida de esos músicos que culpaba de arruinar las almas de los jovenes. Lo único que le faltó fue destruir habitaciones de hoteles.

El libro que hizo rico a Bloom se llama La decadencia de la cultura (The Closing of the American Mind). A lo largo y ancho de Ravelstein, Bellow nos repite que fue él quien lo instó a escribirlo, tal vez para que dejara pedirle dinero prestado. La idea era simplemente cobrar el adelanto que le ofrecería la editorial, porque Bellow no creía que Bloom fuera capaz de escribirlo nunca. Pero lo escribió y se transformó en un best seller tan rotundo que Bloom pasó a comprarse chaquetas de cuatro mil quinientos dólares, relojes y alfombras de veinte mil y a tirar el dinero en cualquier capricho que se le cruzara.

Esta doble condición vuelve fascinante la lectura de Ravelstein y La decadencia de la cultura juntos (más unos breves vistazos a Vineland, sobre todo en lo que se refiere a la visión de Bloom de las universidades norteamericanas en los años '60). Si Contracara no fuera una película patética, diría que es la definición exacta de Bloom y Ravelstein, por ejemplo, en el hecho de que los alumnos de Bloom terminaran en altos puestos en el gobierno y la política y la pasión de éste por los chismes...

"El joven Gorman, como todos pueden estar seguros, enmendaba la información que le daba a Ravelstein. No iba mas allá de los datos que aparecerían al día siguiente en los diarios. Pero sabía el placer que le daba a su viejo profesor oir la informacion confidencial, de manera que se la brindaba con respeto y afecto. Sabía también que Ravelstein tenía montones de información histórica y política que mantener y poner al día. Se remontaba a Platón y Tucídides, y quizás hasta Moisés. Incluía todos los grandes diseños de gobierno, planes que llegaban hasta Severo o Carcalla por intermedio de Maquiavello. Y resultaba esencial hacer que las decisiones recientes tomadas con respecto a la Guerra del Golfo por políticos obviamente limitados como Bush y Baker encajaran en un cuadro tan real como fuera posible, el de la historia política de esta civilización."

o en Bloom como maestro y la elección de sus alumnos...

"Muchos acudían a él con la buena premisa democrática de que él debía complacerlos a todos y compartir sus ideas con ellos. Por supuesto que él se rehusaba a ser utilizado o aprovechado por holgazanes.

-No soy el manantial de aguas termales de Saratoga, adonde iban los judíos del Bronx en el verano con sus tazas para beber gratis el agua que daba la vida, remedio contra la constipacion o el endurecimiento de las arterias. No soy un servicio público ni un obsequio gratis. Incidentalmente, el agua maravillosa resultó ser carcinógena. Mala para el hígado. Peor para el páncreas. - Y se reía de esto, aunque no era con placer.

Si aquellas personas no hubieran viajado en ómnibus o tren para ver el agua de Saratoga, habrían comido o bebido algo igualmente letal en Flatbush o Brownsville. No es posible tabular los peligros sin fin del tabaco, los conservadores de alimentos, el asbestos, las sustancias que se rocían sobre las cosechas, el E. Coli causado por el pollo crudo en las manos de los cocineros. Como diría Ravelstein: "No hay nada más burgués que el temor a la muerte".

Pronunciaba esta suerte de antisermones con estilo excéntrico. Me hacía acordar a los bailarines como muñecos de trapo, esos payasos de la década del veinte que agitaban sus harapientos y largos brazos sin nervios, con una enorme sonrisa pintada en el rostro empolvado. De manera que las preocupaciones serias de Ravelstein "coexistían" -para usar una palabra de la política del siglo XX- con sus bufonadas. Sólo sus amigos veían este aspecto suyo."

Su gran sentido del humor, su peculiar abordaje de la cuestión judía (y la constatación del lector de que no existe algo así como un judío ateo), su ambigüa posición ante el nihilismo, Atenas-Jerusalem como eje cultural (Atenas que prevalece en la vida, y Jerusalem que se revela en toda su potencia ante la muerte), su amor por la relación discípulo-maestro (Bloom y su legión de alumnos y él mismo como alumno de Leo Strauss), su visión de Francia y los franceses, entre otros muchos temas, hacen que el Bloom que presenta Bellow sea la contracara ideal al momento de leer el best seller de Bloom y no descartarlo de plano como un libro que solo se atrevería a tomar en serio un suscriptor del Wall Street Journal.

No hay nada mas interesante que un conservador inteligente. Y Bloom es uno de ellos. Sólo que para apreciarlo en toda su dimensión hay que pasar por Bellow. Cuánto hay de Bellow en el Allan Bloom que es Abe Ravelstein es difícil de saber. Leyendo La decadencia de la cultura independientemente de Ravelstein se sospecharía que mucho. De todas maneras, si Bellow llevó a Bloom a escribir el libro, lo prologó y escribió su contraparte, bien vale la pena probar el conjunto.

|
Comments: Post a Comment

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com