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Sunday, October 24, 2004

Lo que hago todos los domingos

Hoy incumplí tres promesas fundamentales: no volver a comprar comics, no comprar discos de REM copiados (por la sola razón de que tengo todos sus discos originales y alguna pureza tiene que haber en alguna parte) y no comprar discos de un artista nacional copiados (los únicos que tengo me los regalaron los propios músicos, hasta ahora). Hoy estaba autoindulgente y bueno...

Esto de la feria me da sorpresas de tanto en tanto. Hace unos días recibí un mail del Rotary Club Cipolletti. Me costó un poco darme cuenta qué era Cipolletti y, al parecer, es una ciudad de la Provincia de Río Negro, Argentina. El Pro-Secretario del Rotary leyó una nota que yo escribí sobre la feria. Y le pareció que era la persona adecuada para ayudar al Rotary Club de Cipolletti a establecer en esa ciudad una feria parecida a la de Tristán Narvaja. Querían que los ayudara a conseguir "copias no solo de los aspectos formales, sino de folletería, material filmado, fotografías, o cualquier otro elemento que nos permitan ilustrarnos sobre la actividad de la feria. (...) Es nuestra intención, de avanzar en el proyecto, comisionar oportunamente a algunos socios para que viajen a vuestra ciudad, visiten la feria y en lo posible se entrevisten contigo; y agradecer el apoyo que a esta idea puedas brindar". Hum, eso se parece demasiado a trabajar de onda para el Rotary Club. Los dirigí a la IMM. No me agradecieron mi sugerencia.

Decía que después de muchos años alejada de la compulsión compradora de comics, hoy volví a sentir esa felicidad abandonada de volver a casa un domingo de tarde y saber exactamente qué hacer. Y esos siempre fueron los domingos más felices.




La tapa es significativa, pero es y no es lo que ustedes piensan. Se trata de una serie de estampillas de cómicos famosos, cuya goma está envenenada. El veneno provoca la muerte en un minuto, entre risas destempladas. Pero el Joker es inocente. Y Batman deberá salvarlo de la silla eléctrica.

Comisionado: No entiendo.
Batman: Él no es culpable. Es ajeno a los timbres envenenados y a las cartas de extorsión, Comisionado. Sospecho de sus viejos compañeros de banda.
Comisionado: Siempre pensé que te preocupaba más la justicia que la ley, Batman.

OK, Batman no se perdonaría que la justicia fuera injusta en su momento de mayor justicia, es decir, en la de deshacerse del Joker. Pero, hay algo más y es el morboso placer que Batman siente en que el Joker le deba la vida. "Killing Joke", el anterior album del Joker y uno de los mejores terminaba con el Joker contándole un chiste a Batman y ambos riéndose histéricamente. Y el último diálogo de "El abogado del Diablo" termina, pure Batman, con una pequeña venganza:

Batman: Estuviste cerca, Joker.
Joker: ¡Pero aún estoy aquí, y adiós!
Batman: Correcto, estás aquí; pero cuando te halles solo...en medio de la noche...sin poder dormir, en la oscuridad, recuerda que cada respiro que das me lo debes a mí. ..... ¿Qué te sucede? ¿No tienes ningún chiste para mí?

El album es viejazo, de 1996, pero disculpen el entusiasmo, para mi es significativo: sé que es probable que vuelva a gastar fortunas y a ingeniármelas para volver a darle coherencia a una colección que hace milenios que vive sin mi, bifurcándose en decenas de caminos que seguiré a duras penas, hacia atrás y hacia adelante. A la vejez, viruela.

Tal vez haya vuelto a comprar comics debido al mail que me mandó Marcelo desde España. En la posdata de su mail pone: "la semana pasada murió armando matías guiu, el de los diálogos para besugos". Los Diálogos para besugos era una columnita dialogada que aparecía en las viejas revistas de Mortadelo y Filemón. No sé por qué leía siempre primero esa columna, de apretada letrita, que consistía en un diálogo de sordos, en el que los dialogantes nunca se entendían pero la conversación era, en efecto, un diálogo normal para los hablantes. Empezaba mal desde el vamos "Buenos días. Buenas tardes". En realidad los dialogantes se entendían, cada cual según su propio hilo de pensamiento. No sé si me hacía gracia. Lo que sé es que adoraba esa columna.

No sé adonde fueron a parar mis viejas Mortadelo y cuando me pregunto esas cosas me acuerdo de las dudas metafísicas de la canción de Silvio Rodríguez. Lo que sé es que a partir de la columna de Guiu, todavía hoy, cada vez que en los almuerzos familiares de los domingos se produce un entrecruzamiento de diálogos en la mesa, alguien dice: "esto parece un dialogo para besugos". Y, ahora que lo pienso, eso mismo son los comments en los blogs.

Sí, lo han entendido bien: este post tiene su origen en otro obituario. Todo un género, en realidad. El mejor que he leído últimamente ha sido el de The Onion: Jacques Derrida 'Dies'.



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