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Monday, August 02, 2004

La inmortalidad

Creo que no leí ese libro de Milan Kundera. Lo que pasa es que los libros de MK tienen en mí la bendita característica de desaparecer sin dejar rastros. Debo haber leído varios, los más baratos en el mercado, los que se editaron en colecciones de kiosco o los que aparecieron usados en muy mal estado. Pero este post desorejado no tiene nada que ver con Kundera, sino con la inmortalidad y no creo que el secreto esté en ninguna de sus novelas. No en las de alguien que afirma que el ser es insoportablemente leve, sino tal vez en la de alguno que crea que es horriblemente persistente.

El ser humano es una máquina biológica obstinada y bastante obsesiva. La vida, en general, resiste. Digamos: shit happens. Lo que digo está en contradicción con la prevalencia de la desorganización, la ley del aumento de entropía y todo eso. En un rincón estaría Darwin y en el otro Clausius (Clay). Según las teorías de Darwin, a nivel biológico se tendería a una evolución según una complejidad creciente y a la autoorganización, mientras que la ley del aumento de entropía de Clausius afirma exactamente lo contrario. Hace años que ando atrás del viejo libro de Jacques Monod, "El azar y la necesidad" que expone la teoría de que la vida es un accidente en la historia de la naturaleza. Aunque sea para leer algo sumamente convincente pero que por razones no religiosas aunque igualmente inexplicables no estoy del todo de acuerdo.

Mi formación científica es sexto año de Derecho y Facultad de Humanidades. Así que poco podrá salir de esto. Sin embargo, como ejemplar ejemplar de ser vivo, estoy obsesionada por algunos asuntos y cada vez que ellos vuelven a mí, yo vuelvo a ellos... Leyendo "¿Tan sólo una ilusión?" de Illya Prigogine vuelvo al tema del divorcio entre ciencias y humanidades y me regocijo al encontrar lo siguiente:

"Citaré la correspondencia entre Einstein y su viejo amigo Michele Besso. En sus últimos años Besso insiste constantemente en la cuestión del tiempo ¿Qué es el tiempo, qué es la irreversibilidad? Einstein no se cansa de contestarle, la irreversibilidad es una ilusión, una impresión subjetiva, producto de condiciones iniciales excepcionales."

Cuando Besso muere, unos meses antes que el propio Einstein, éste le escribe a el hijo y a la hermana de su amigo: "Michele se me ha adelantado en dejar este extraño mundo. Es algo sin importancia. Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, por persistente que ésta sea"

"Naturalmente, con la teoría cuántica se produjeron muchos cambios, pero aún así, perviven hoy día no pocos rasgos básicos de la concepción de Giordano Bruno del que se derivaría "el concepto mecanicista del mundo".

"Entonces ¿cómo entender esa naturaleza sin tiempo que excluye al hombre de la realidad que describe? Como ha puesto en relieve Carl Rubino, "La Ilíada", de Homero, gira en torno al problema del tiempo. Aquiles parte en busca de algo eterno e inmutable, pero la enseñanza de "La Ilíada", amarga lección que el héroe Aquiles aprende demasiado tarde, es que sólo se logra tal perfección a costa de la humanidad del individuo: éste tiene que perder la vida para acceder a ese plano de gloria. Para los seres humanos, ser inmutables, estar exentos de cambio, tener seguridad total y permaneceer inmunes a los veleidosos altibajos de la vida, solo es factible al dejar este mundo, al morir al convertirnos en dioses. Horacio nos dice que los dioses son los unicos seres que llevan una vida sin riesgos, exenta de angustia y cambios.

"La Odisea" representa el contrapunto dialéctico de "La Iliada". Odiseo puede elegir y su fortuna es poder optar entre la eterna juventud y la inmortalidad, siendo para siempre amante de Calipso o el regreso a la humanidad y, en definitiva, a la vejez y a la muerte. Sin embargo, elige el tiempo por la eternidad, el destino humano por el destino de los dioses."

Viniendo un poco más cerca de nuestra época, Paul Valéry, en sus "Cahiers" vuelve una y otra vez sobre el problema del tiempo.

"El determinismo riguroso es profundamente deísta. Ya que haría falta un dios para percibir esa absoluta concatenación infinita. Hay que imaginar a un dios, un cerebro de dios para imaginar tal lógica. Es un punto de vista divino. De manera que al dios atrincherado en la creación del universo lo restablece la comprensión de ese universo. Se quiera o no, el pensamiento determinista contiene necesariamente a un dios -y es una cruel ironía"

Según Prigogine el determinismo sólo es concebible para un observador situado fuera del mundo, cuando lo que nosotros describimos es el mundo desde dentro. Según la irreverente Ghetta (y según sig, despues del cuarto vaso de vino), el hombre es un dios. Ghetta la jugá, says que el hombre está situado a la vez fuera y dentro del mundo y que el estar situado dentro de él es parte de la ilusión.

Pero sigamos con Prigogine:
"Hemos asistido a una decadencia progresiva de la 'filosofía de la naturaleza'. Estoy totalmente de acuerdo con Leclerc cuando dice:

"En el siglo actual, sufrimos las consecuencias del divorcio entre ciencia y filosofía, que siguió al triunfo de la física newtoniana en el siglo XVIII. Y no es sólo el diálogo entre ciencia y filosofía el que se ha resentida.
Esta es una de las raíces de la dicotomía en 'dos culturas'. Existe una oposición irreductible entre la razón clásica, que es una visión atemporal, y nuestra existencia, con la consiguiente interpretación del tiempo a modo del torbellino descrito por Nabokov en "Mira los arlequines."

El libro de Prigogine es lo suficientemente viejo para explicar de nuevo el papel de los procesos irreversibles y el azar. Pero no es eso lo que me interesa sino más bien lo contrario, es decir, cómo a pesar de la ley de entropía creciente la vida es capaz de mantenerse. Ya no deben acordarse, pero este post se llama 'La inmortalidad'. Obviamente no tengo ninguna respuesta, si fuera así no estaría escribiendo en un apestoso blog. Ahora estoy tentada con volver a Keats, al ruiseñor de Keats, y embretarme con el nominalismo y todo ese bardo de platónicos o aristotélicos. Pero no lo haré, pues me urge pasar al destino posthumano del hombre.

Hum...se van a defraudar si piensan que voy a decir algo nuevo. Solamente quería citar un par de ideas recibidas: "La oposición entre la carne mortal y pesada por un lado y el cuerpo etéreo de información -el yo descarnado- por otro, es uno de los dualismo fundamentales de la cibercultura. Para los maníacos de la programación, los piratas informáticos, los adictos a los videojuegos y los navegantes de internet que surfean los tablones de noticias electrónicos queda bien decir que el cuerpo es un residuo del que el Homo Sapiens (el Homo ciber de finales del siglo XX) podría prescindir". El que habla es Mark Dery, desde su famoso libro "Velocidad de escape", que venía con uno de los números de la revista "El Paseante" (sólo el hijo de una Duquesa puede hacer eso).

Todo muy lindo, pero Ghetta says que nos estamos queriendo librar demasiado rápido de la biología. Es la lógica capitalista del úselo y tírelo. Supongo que preferiría habitar mi vieja casa reciclada hasta que ya no de más. Es por eso que, mientras esperamos que se fabriquen computadoras cada vez con mayor capacidad de cálculo más vale que no se olviden de la vieja biología, la investigación genética, la clonación y la química. Y, entretanto, podrían tratar de explicar el fenómeno de la consciencia.

"La idea de Hans Moravec de 'descarga' (pasar las redes neurales idiosincráticas de nuestras mentes a la memoria de un ordenador haciendo que el cuerpo sea superfluo) proporciona una solución altamente teórica, aunque exhaustivamente trabajada, al difícil problema de cómo extraer la mente del cuerpo. (...) Los robots capaces de controlar su propia evolución superarán muy pronto el equivalente humano (...). Descargar la consciencia humana en un ordenador es una de las estrategias de Moravec para conseguir mantener el paso a nuestras creaciones superevolucionadas. Con dudoso placer, Moravec describe un cirujano robot abriendo el cráneo de una persona y utilizando resonancias magnéticas de super alta resolución para crear una simulación digital de la arquitectura neural del sujeto. Capa a capa el cerebro es digitalizado y estimulado, y, durante el proceso, el tejido superfluo se elimina quirurgicamente. Finalmente el cráneo queda vacío: el robot desconecta todos los sistemas vitales y el cuerpo muere entre convulsiones.
Entre tanto, a la consciencia del sujeto todo esto le da igual, moviéndose como un fantasma por el ciberespacio." Como dije más arriba, otra vez dioses, dentro y fuera del mundo.

Es nada menos que el paraíso cristiano, pero sin moral (al cielo no). Porque uno de los problemas más graves de la vida ultraterrena de los cristianos es que estos creen que después de abandonado el cuerpo conservan todas sus características terrenas en el más allá. Están dispuestos a dejar el cuerpo en la tierra, pero no se plantean que para llevar su mapa neural al más allá necesitan un "soporte". Y el alma, si es que existe, es etérea. Prefiero la solución de silicon.

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