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Sunday, August 22, 2004

Crazy boys

Ayer vi el video de "El año del caballo", la película de Jim Jarmusch sobre Neil Young y Crazy Horse. Además de divertirme mucho que el guitarrista Frank "Pancho" Sampedro no hiciera casi otra cosa que decirle a Jarmusch que era un pretencioso, que si pensaba que con su camarita y diez preguntas podría llegar a acercarse siquiera a lo que significaron 30 años de carrera, que era un cheto de Nueva York y no sé cuántas bravuconadas más, una escena en particular llamó mi atención.
En un recital de 1976, en el teatro Hammersmith Odeon en Londres, un hippie se acercó a hablar con Young en el backstage:

-No me importa llamarme Jesús. Ya me han llamado así dos veces para vivir en este planeta.
San Francisco fue el renacimiento del planeta. Si supieran la vida tan simple que llevaba yo en Israel, entenderían lo de San Francisco.
-¿En Israel?
-Sí, antes.
-Ya veo.
-Dos mil años no son nada. Cada día es nuevo. Vivir, trabajar, amar. Estoy con el planeta.
-Genial. Suerte Jesús.
-OK
-Que esta vez te vaya bien.
-Sí, la otra fue dura.

Eso me hizo acordar a algo que había leído hace varios años en "All those years ago", la biografía de Paul McCartney escrita por Barry Miles. McCartney habla de algo que le sucedió el día en que iban a grabar 'Fixing a Hole', canción que en su momento se asoció con la heroína cuando más bien se refería a hacer lo que uno quiere con su vida, a "arreglarla" a la manera propia:

"Vino un tipo a la puerta de mi casa y le dije '¿Sí, hola?', porque yo siempre atendía a todos. Si eran aburridos les decía 'No, gracias, lo lamento' y por lo general se iban. Este tipo me dijo: 'Soy Jesucristo'. Yo respondí 'Oh, oh', un poco chocado. Después agregué: 'Bueno, entonces será mejor que entres'. Pensé: 'Lo más probable es que no lo sea. Pero si es, no voy a ser yo el que lo eche"

Siempre me pareció que esa anécdota daba cuenta a la perfección de la actitud-McCartney, despierta y desapasionada, que absorbía la cantidad exacta de las cosas que lo rodeaban para extraerles lo que pudiera servir sin ser arrastrado por ellas.

Más adelante en la misma biografía Miles cuenta que el personal de prensa de Apple se las tenía que ver casi a diario con un tipo que decía ser Hitler. Por otra parte, cuando mataron a John Lennon, una de las versiones que circuló fue que Mark Chapman creía que él era John Lennon, y no podían haber dos.

Ahora me pregunto quién creen que son los locos de hoy. Sería rarísimo que actualmente un loco se creyera Napoleón, pero es probable que los manicomios rebosen de bin-Ladens, Bob Marleys y Che Guevaras.
O, lo que es peor, las calles...


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