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Sunday, June 20, 2004

Think Global

Como sigo en modo ahorro de energía y además hoy es domingo, llueve, no fui a la feria debido a desperfectos mecánicos y me pasé la tarde rodeada de niños de 2 a 6 años que me hicieron releer "La liebre y la tortuga" y "La cigarra y la hormiga", mientras yo trataba infructuosamente de revertir la moraleja anti pereza de estos cuentos infantiles y comprobaba que a los niños les gustaba muchísimo más la versión oficial; por todo esto y mucho más que no llego a discernir completamente, va este post perezoso, que consta de dos links.

El primero es respecto a la versión de Spiderman para indios. Peter Parker se llama Pavitr Prabhakar y de la cintura para abajo se disfraza de nacional Indio, con pantalón bombachudo y con zapatuelos de punta retorcida (deben tener un nombre propio, pero lo desconozco). Spiderman-Prabhakar lucha contra Rakshasa, un demonio de la mitología india que viene a suplantar al Duende Verde. ¿No harán una versión para el Mercosur, con similares bombachas y boleadoras, en lucha denodada contra el Pombero? No logro olvidar esa película de Isabel Sarli...

El otro link es sobre los enfermos mentales estadounidenses, categoría que está por extenderse a casi toda la población. Hace poco leí un estudio que afirmaba que los EEUU estaban a la cabeza en cuanto a desequilibrios mentales como la depresión, ataques de pánico y desórdenes ansiosos en gral. y ahora me topo con el plan de Bush de chequear las mentes de toda la población y atiborrarlos de Soma (antidepresivos y antipsicóticos). Que las compañías farmacéuticas directamente beneficiadas por el plan estén relacionadas financieramente con el clan Bush es sólo un detalle.

Esto me hizo acordar al epílogo de "Nación Prozac" de la periodista Elizabeth Wurtzel quien, luego de exponer la historia de su depresión aguda y el descubrimiento del Prozac, en el que es quizás el primer libro de una larga tradición norteamericana de autobiografías de gente joven y poco interesante más allá de sus desgracias personales -que tiene su culminación en el inmensamente popular "A Heartbreaking Work of Staggering Genius" de Dave Eggers- se queja amargamente de la vulgarización de los antidepresivos:

"No hace mucho tiempo que mi amiga Olivia llevó a su gata al veterinario porque había empezado a arrancarse a mordiscos el pelo del lomo y porque vomitaba a todas horas. El veterinario miró a Isabella y le diagnosticó de inmediato una afección llamada trastorno por excesiva atención al pelaje, lo que significaba que la gata se había deprimido y estaba absorta en sí misma, tal vez porque el novio de Olivia se había marchado y ya no vivía en su apartamento, o porque Olivia últimamente viajaba demasiado. En cualquier caso, explicó el veterinario, era un trastorno de tipo obsesivo-compulsivo. Isabella no podía parar de limpiarse, al igual que hay personas que no pueden evitar pasar la aspiradora continuamente, o lavarse las manos a todas horas, como lady Macbeth. El veterinario recomendó que tratásemos a la gata a base de Prozac, fármaco que había tenido resultados excelentes en la curación de este trastorno en los seres humanos."

"Jamás creí que se publicarían tantas caricaturas sobre el tema del Prozac en el New Yorker, y una ilustración, por ejemplo, de Karl Marx con cara de felicidad serotónica exclamando: '¡Pues claro! ¡El capitalismo puede resolver sus perversiones!"

"Pero toda esta cobertura informativa no versa solamente sobre el Prozac, sino también sobre la masificación convencional de las enfermedades mentales en general y de la depresión en particular, tal como se ha producido de un tiempo a esta parte. Tiene que ver con el modo en que un estado anímico que anteriormente era considerado una tragedia se ha transformado en un lugar común, incluso en material de comedia. Diríase que de repente, en torno a 1990 aproximadamente, yo dejé de ser una persona caprichosamente deprimida, que había dado sustos mortales a todo el mundo durante casi toda mi vida, sólo con mis cambios de humor, con mis pataletas y llantinas, y me había convertido, muy al contrario, en alguien sencillamente de moda"

"A veces noto que me invade cierto resentimiento por la facilidad con que ahora los médicos realizan ese truco de prestidigitación farmacológica. Antes de que a mi me administrasen Prozac habían intentado todo lo imaginable; me habían recalentado el cerebro y me lo habían empapado con muchísimas drogas diferentes, y pasé más de diez años en un estado de desesperación clínica prolongada. Hoy en día, el Prozac parece ser la panacea al alcance de todo el que la pida."

"De vez en cuando siento la necesidad de dejar bien claro que no sólo estoy tomando Prozac, sino también litio, es decir, de que soy una verdadera enferma, una depresiva mucho más afectada, de algo grado, que todos estos felices aficionados a las pastillas que calman sus penas de poca intensidad. Me siento obligada a recordarles que llevo tomando Prozac desde que la FDA aprobó el uso del fármaco, que llevo ingiriéndolo mucho más tiempo que nadie en el mundo, aparte de unas cuantas ratas de laboratorio, enjauladas pero felices."

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