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Friday, June 18, 2004

Back to basics

Tal vez sea que yo no me entero de nada o que mi cultura general debería denominarse cultura cabo primero, pero por años creí que el artilugio "Ceci n'est pas une pipe" era una genialidad de René Magritte.
Si hay uno de los tópicos del arte contemporáneo que ha hecho carrera en la imaginación popular es éste de Magritte, abriéndose paso a todo tipo de subproductos, desde camisetas hasta jarritos de café y dándole pie a un montón de bobetas a jugar con la autorreferencialidad y a Michel Foucault a escribir un libro sobre la representación en el arte.

Pero ahora, ya vieja, ya tan lejos los años del inevitable entusiasmo surrealista adolescente, me topo con un cuento de Denis Diderot llamado justamente "Ceci n'est pas un conte". Diderot, el enciclopedista, el iluminista, el segundo moderno (si el primero fue Rousseau), el racionalista. ¿Cómo es que Magritte ha saqueado justamente a Diderot? Si tanto el dadaísmo como el surrealismo fueron visto como el producto de la crisis de la conciencia europea, del fin de una época, cuán grande es la sorpresa al ver que uno de sus abusados íconos, la pipa de Magritte, hunde sus raíces en el Iluminismo. ¿No habrá firmado Voltaire alguna vez su mingitorio?

Está bien, es sólo una exageración, pero no ceso de toparme con el tema de la modernidad como proceso inacabado. Sin ir más lejos, hace un par de días que encontré este paper de David Locher Unacknowledged Roots and Blatant Imitation: Postmodernism and the Dada Movement, así que retrocedamos, reculemos, de los posmodernistas a los dadaístas, de los surrealistas al Iluminismo. ¿Cuánto calculan que tardaremos en llegar a Platón?

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