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Monday, May 17, 2004

Estereotipos nacionales

A raíz de los comentarios del commentatore aka sigmur, sobre los "prejuicios nacionales", recordé una reseña de David Ignatius, aparecida en el Washington Post, sobre el libro del historiador Niall Ferguson, Colossus - The Price of America's Empire. La pertinencia es lateral, pero igual me parece interesante.

En este libro, Ferguson celebra el rol de los EEUU como imperio, pero argumenta que los EEUU se rehúsan a aceptar las responsibilidades políticas y morales que implica dicho poder imperial.
"Esta falla molesta a Ferguson, quien cree que sin la fuerza dominante de un imperio, el mundo será más fragmentado y peligroso que nunca. 'Estoy fundamentalmente a favor del imperio' -escribe- 'Creo que el imperio es más necesario en el siglo XXI que nunca antes' El imperialismo liberal, argumenta, es el complemento político militar necesario a la globalización económica"

"La América de Ferguson nació para ser un imperio. Los padres fundadores poseían la autoconfianza imperial, y la nueva nación extendió sus límites sin cesar hasta que dominó Norte América. Se transformó en una potencia naval y conquistó lo que hoy equivaldría a colonias de ultramar -al tiempo que insistía en su diferencia de los poderes Europeos que le habían dado origen. Ferguson cita a Herman Melville en una proclamación de identidad nacional de mediados del siglo XIX, que hoy resonaría en la Casa Blanca: 'Nosotros, los Americanos, somos el pueblo especial, elegido, el Israel de nuestro tiempo; somos los depositarios del arca de las libertades del mundo'.

"A pesar del poder de los EEUU y su sentido de destino manifiesto, esta nación nunca desarrolló lo que Ferguson describe como una apreciación madura de su rol en el mundo. Comparte el diagnóstico de Walter Lippmann: 'Seguimos pensando en nosotros mismos como una especie de Suiza grande y pacífica, mientras somos, en realidad un gran poder mundial en expansión... Nuestro imperialismo es más o menos inconsciente". Al fallar en asumir la realidad de su poder, América ha fallado en sus intervenciones en el resto del globo. La guerra de Corea demostró 'el carácter auto limitado de la República Americana', escribe Ferguson. En Vietnam, América prefirió 'la irresponsabilidad de la debilidad' a la responsabilidad del poder. La aversión a usar el poder se ahondó en los años de Clinton, donde Ferguson anota que la chance de que un soldado norteamericano muriera en acción era 1/160.000. América tiene poder pero no la voluntad de usarlo."

(...)

"América descepciona a Ferguson porque no es la Gran Bretaña del siglo XIX. Ferguson enumera las virtudes del Imperialismo Británico con el entusiasmo de un escolar victoriano. El Imperio Británico generosamente exportó capital a las naciones necesitadas del mundo; mantuvo los mercados abiertos, lo que permitió a las colonias vender sus productos y mejorar sus standards de vida, administró el Imperio de con los mejores y más brillantes recursos (acorde a Ferguson, el 75% de los empleados de gobierno indios en 1830 estudiaron en Oxford o Cambridge)"

"Ferguson identifica tres déficits de los estadounidenses que impiden que pueda emular el Imperio Británico. El primero es económico: América es una superpotencia en el derroche, que desde mediados de los '80 ha necesitado importar capital del exterior para financiar su déficit fiscal y comercial. El segundo es la fuerza de trabajo: desde su punto de vista, los EEUU no tienen tropas y diplomáticos suficientes para controlar el mundo. Lo peor de todo -dice Ferguson- es el déficit de atención de los norteamericanos. La nación carece de la fijación en el poder para poder ver a través de sus aventuras en el exterior."

"El argumento del libro -que el mundo necesita al Imperio Americano pero que los americanos son incapaces de llevarlo a cabo- es provocativo pero no convincente. Para mí, el libro oscurece las cosas al comparar a los EEUU con una versión idealizada de la Gran Bretaña Imperial. Nosotros, los americanos, en realidad pasamos demasiado tiempo deseando ser Gran Bretaña. La CIA se pregunta por qué no puede espiar como la MI6, cada presidente tiene fijación con el resoluto Winston Churchill como modelo secreto, y en toda crisis, escuchamos la voz de Margaret Tatcher susurrando: "no vacilen"

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Yo me pregunto, entonces, por qué será que los Británicos no son capaces de enderezar, aunque sea un poco, el desaguisado de Irak. El problema deben ser los laboristas. Labour is not working, como dicen los conservadores. So it goes.

¿Necesitamos un Imperio? Que ellos lo necesitan, parece evidente. El resto del mundo es el lugar geográfico donde están los pozos de petróleo, las reservas de agua, etc. etc. etc. El detalle molesto es que esos lugares están llenos de gente marrón.

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