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Tuesday, April 20, 2004

Coolio

Un buen día uno se aburre, pasea por todos los blogs de rutina, no comenta nada porque todos hablan de cosas raras y entonces va y decide aumentar la basura cibergaláctica haciendo su propio blog. Es tan fácil que da pena.
El primer problema es el nombre. El de éste es bastante feo pero quería algo autóctono y Guyunusa me impresiona. Me suena a hipertrofia de la yugular.
Cuando uno tiene que nombrar trata de mostrar buen gusto, o adecuarse al buen gusto de la época. Así, las niñas de hoy son Julietas y Agustinas, los niños Lorenzos, Patricios o Exequieles. ¿Quién se anima a ponerle Graciela a su preciosa hijita? ¿Mónica, anybody? OK, siempre fue igual, pero ya que tenía que poner un nombre al blog no quería optar por un nombre en inglés, que por lo general suenan bien. Meat Puppets es aceptable pero ¿Marionetas de Carne?
Hace poco leí una entrevista a Daniel Hendler en Qué pasa. Hendler parecía un poco avergonzado por el tenor de las preguntas y ya a la segunda pregunta hizo uso del comodín y dijo "paso". Yo comía empanadas en un local llamado Reyenitas, y reflexionaba sobre la corona que le habían dibujado sobre el nombre. Muy listo: REYenitas.
No recuerdo textualmente las preguntas a Hendler, pero tenían que ver fundamentalmente con el Uruguay y supongo que ese era el factor de incomodidad. Extrañamente, Hendler identificaba como uno de los problemas nuestros la falta de identidad. Digo "extrañamente" porque parecía incómodo porque las preguntas se referían casi exclusivamente a Uruguay. Tal vez él no se excluía del problema, lo que me parece bien. Sin embargo, un par de preguntas más abajo le preguntaban sobre lo que más le avergonzaba del Uruguay. Respuesta: la casaca celeste con el cordoncito que remite a la del ’50. ¿En qué quedamos? Hay que reconocer que la AUF ha sido delicada: podrían haber puesto un zarpazo de indio en la pechera. Tal vez a Hendler lo avergüence que el cordoncito de marras en el fondo no signifique nada para nadie, porque por más cordoncito que le metan a la casaca, si al jugador no lo remite a una fuerza anterior, de nada sirve. ¿Cómo se hace para imponerle identidad colectiva a individuos con nula ambición colectiva?
Uruguay no cultiva su identidad por pereza y por individualismo. No existe pueblo menos ambicioso en lo colectivo. O mejor, no existe pueblo en el que sea más claro que la ambición es individual. Y casi toda ambición individual es mezquina, salvo que se trate de una actividad que se desarrolla en soledad. Sin embargo, la ambición individual tampoco es demasiado ambiciosa. De lo contrario los uruguayos seríamos todos emprendedores, todos dueños de imperios unipersonales. La ambición individual del uruguayo es la mínima posible para darnos la ilusión de que estamos obteniendo un provecho personal. Es una ambición chiquita. Una ambición sin tomar ningún riesgo innecesario. De esa forma se sustituyen las grandes metas colectivas por las pequeñas metas individuales. La mayoría de los uruguayos nos conformamos con muy poco. Ese puede ser nuestro único rasgo de identidad colectiva. Necesitar poco para ser feliz suena perfecto, ser humildes es nuestro mayor orgullo: un pueblo de ascetas. Pero los uruguayos no somos felices con poco. Nos conformamos con poco, que no es lo mismo.
Una tradición hay que cultivarla y basta mirar los campos de la patria para darse cuenta que el cultivo no es precisamente la afición de los uruguayos. ¿Para que, si despues viene la sequía? ¿Para que si despues viene la helada? ¿Y las inundaciones, que vienen despues de la sequía y de la helada? Hasta en Israel, que es un desierto crecen mas naranjas que en Uruguay.... Ah, pero me voy por las ramas de los casi inexistentes naranjales. Estaba hablando del nombre del blog y su justificación....
El simpático "no vale ventar" remite a aquellos partidos de la infancia en que estaba implícito que no se permitirían abusos de poder. Patear fuerte estaba expresamente prohibido. Pero ¿ventar o bentar? Indudablemente suena "bentar", pero supongo que lo correcto es ventar, es decir que la pelota sea propulsada como una ráfaga de viento o algo parecido. Lo mismo pasa con el bo. Suena bo, todos dicen bo, pero es un vos atorrante. La realidad es que el único Bo que tuvo algo que ver con Uruguay fue Bo Jackson, aquel horrible basquetbolista de Peñarol cuyos movimientos eran la antítesis de la elasticidad y la gracia, la negación de la existencia de la NBA. Parecía que tenía tétanos. Joe Mac Call era una especie de Seregni negro. Blanc era jorobado y Wenzel viejo. Que nostalgia, amiguitos. Campeones del '82. Está bien, este blog no será de basquetball.
Me había olvidado que este post inaugural se llama Coolio. Y es otra de las cosas que había olvidado del pasado. Como la TV abierta uruguaya se especializa en resucitar cadáveres cada vez menos ilustres veo, con sorpresa, que Coolio es la estrella de la película cuyo nombre es Ataque submarino. Así que, lamentablemente, el origen de este blog es el aburrimiento espantoso provocado por el comienzo de la película de Coolio. Sería bueno que alguien se ocupara de borrar todos los blogs que empiezan como éste y con severas amenazas de no continuar nunca. Sanidad del Ciberespacio.
Pero para que vean que todavía hay esperanzas, mientras me entretenía aprendiendo a usar blogger a Coolio lo mataron de un balazo en la nuca. Hay justicia en este mundo.



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